miércoles, 5 de marzo de 2008

La nueva coleccion de martin churba

Llorando en el espejo

El espectáculo empieza como un desfile que se interrumpe porque una modelo se cae al suelo. Pero en vez de seguir adelante como si no pasara nada, todo se concentra en el llanto de la mujer. Con la colaboración de artistas internacionales como el grupo performer inglés The Other People y el poeta norteamericano Todd Shalom, el diseñador Martín Churba presenta Rompecabezas, otra forma de presentar y pensar la moda.
“Quiero plantear una suerte de reivindicación de la moda, mostrar otra cara, con artilugios menos efímeros y pasajeros”, de de la cosas.”
Al entrar a Rompecabezas aparece una plataforma donde bailarines interactúan con un sensor de sonido. Hay una sala donde un grupo de modelos y actrices que no pueden distinguirse trabajan con la idea de lo onírico y aquello que vive en nuestro imaginario sobre el mundo de la moda. La mentira de lo perfecto. Un backstage que representa el mundo real y una pasarela loop donde las modelos, incansables, viven un eterno retorno a su punto de origen.
Por esas distintas capas que tiene el espectáculo, Churba buscó la colaboración de artistas para que hicieran su aporte creativo. “Me acerqué al British Council con la idea de contactarme con personas que pudieran tener un lugar en este trabajo y ellos me presentaron a The Other People, un grupo de performers que estaba en la Argentina desarrollando distintas puestas. Fui a ver lo que hacían, charlamos y, aunque ellos nunca habían trabajado en el área de la moda, se entusiasmaron con la idea”, cuenta. Con el mismo espíritu se sumó al proyecto Todd Shalom, un poeta y artista visual norteamericano que está viviendo en la Argentina. Mientras que los miembros de
“Rompecabezas representa un espacio de columnas, onírico, de la belleza asociada a la divinidad. La perfección que a la vez es una mentira, donde también hay una instalación de video con modelos interactuando a escala real, un juego de luces y sombras y una voz en off que intenta consolar a la modelo caída”, detalla Churba. Todo el espectáculo llega a su fin en el lugar donde comenzó. En esa escalinata donde suena música de los ’40 y el show se transforma en otra cosa, pero nunca en un desfile. Los protagonistas llevan la ropa como un elemento más de la obra, aunque en esos trapos esté el leitmotiv en los cuales se inspiró el espectáculo. Y ahí está uno de los elementos más interesantes del show: la posibilidad de buscar una mirada distinta con otras sensaciones y con la duda de lo que finalmente fuimos a ver. ¿Un desfile? ¿Una performance con aroma europeo? ¿Una obra de teatro? Más bien una apuesta de parte de un diseñador que sabe que, en su caso, el riesgo es ser convencional, perder la capacidad de asombrar y andar un paso adelante de sus compañeros de ruta.


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